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martes, 25 de noviembre de 2025

El misterioso 'Game Over' de Google: el tuit que encendió las alarmas en la IA

El misterioso 'Game Over' de Google: el tuit que encendió las alarmas en la IA

Un simple “Game over” bastó para que medio mundo tech se pusiera nervioso. El mensaje lo publicó en X (Twitter) Denny Zhou, investigador de Google DeepMind especializado en razonamiento de modelos, y muchos lo interpretaron como señal de que Google acaba de soltar algo muy gordo en inteligencia artificial, posiblemente ligado a su nueva investigación sobre software científico impulsado por IA.

El tuit que incendió X

El tuit de Zhou no tenía contexto, solo dos palabras, pero fue suficiente para que la comunidad de IA empezara a hilar teorías sobre un nuevo salto de Google frente a sus competidores en modelos de razonamiento avanzado. El mensaje alcanzó cientos de miles de visualizaciones y reavivó debates sobre si se refería a una nueva arquitectura, a un breakthrough en razonamiento o a la aplicación práctica de un sistema que deja atrás a las herramientas actuales. Aunque Zhou no ha dado más detalles públicos, el momento encaja con el ruido que está generando un nuevo trabajo de Google sobre cómo usar modelos de lenguaje para escribir y mejorar código científico de forma casi autónoma. Para muchos, el “Game over” suena más a aviso de que el juego ha cambiado que a que ya esté decidido.

El paper que hace evolucionar software

En paralelo al tuit, Google presentó un workflow de IA que permite crear “árboles evolutivos” de programas científicos, donde cada nodo es una versión de un software que un modelo de lenguaje ha modificado para intentar mejorar su rendimiento. El sistema alimenta a un LLM con papers, conocimiento experto y otros recursos, y le pide que genere nuevas variantes de código que luego se evalúan con benchmarks estándar.

Lo llamativo es que en seis dominios científicos distintos —desde integración de datos genómicos hasta predicción de hospitalizaciones por COVID o etiquetado de imágenes satelitales— muchas versiones generadas por IA superan a las herramientas humanas que eran referencia en el sector. En algunos casos, el software “evolucionado” mejora en torno a un 14% frente a métodos consolidados, y en tareas de forecasting o resolución matemática consigue resultados que dejan atrás funciones clásicas diseñadas por expertos.

¿Por qué parece un “game over”?

Este enfoque implica que, en lugar de que un equipo de científicos pase meses afinando una librería, un sistema de IA puede probar miles de mutaciones de código, aprender de la literatura científica y quedarse con las versiones que mejor funcionan. Google afinó el sistema usando retos de Kaggle y luego lo soltó en varios campos, generando árboles con hasta 2.000 variantes de programas, muchos de los cuales ya superan a las soluciones actuales en producción.

Para la comunidad, la combinación de un tuit tan agresivo con un paper que demuestra que la IA puede diseñar y optimizar software científico mejor y más rápido que los humanos suena a cambio de fase en el juego de la IA. No es que se haya acabado la competencia, sino que a partir de ahora los humanos dejan de ser los únicos arquitectos del software crítico y pasan a trabajar con sistemas que iteran, mutan y mejoran código a una velocidad imposible para un equipo tradicional.

Qué viene ahora para Google y la IA

Google está trabajando para que este sistema esté disponible para la comunidad científica, y muchas de las herramientas optimizadas ya se pueden encontrar online, lo que apunta a que este enfoque no se quedará en un experimento de laboratorio. Si se generaliza, podría cambiar cómo se desarrolla software en campos como biomedicina, clima o simulaciones físicas, donde cada punto de mejora en precisión o eficiencia tiene un impacto enorme.

El “Game over” probablemente quedará como uno de esos momentos simbólicos en los que alguien dentro de un gigante tecnológico suelta en público lo que el resto todavía está procesando: que la IA no solo escribe texto o imágenes, sino que empieza a reescribir el propio tejido del software científico que sostiene la investigación moderna. Para cualquiera que viva de programar modelos o herramientas en estos dominios, el mensaje está claro: el juego no se ha acabado, pero las reglas acaban de cambiar.